13. PALABRAS VANAS (Mateo 12:33-37)


CONTEXTO: Antes de empezar la discusión, recuerde qué tipo de palabras dejó de salir de su boca la semana pasada.

1. ¿En que tipo de situación es más difícil controlar sus palabras?
  • Si pudiera vivir su vida otra vez, ¿Con quién hablaría de manera diferente a como lo hizo en el pasado? (Puede contestar en silencio)

    2. ¿Por qué nuestras palabras son tan importantes para Dios como nuestros actos?
  • ¿En qué aspecto las palabras se parecen a los frutos de los árboles (v.33)?
  • ¿Cómo un árbol malo puede convertirse en un árbol bueno?
  • ¿Cómo una persona mala puede convertirse en una persona buena?

    3. Jesús usa un lenguaje fuerte llamando a sus seguidores “raza de víboras”. ¿Qué hay en común en una víbora y un hombre que dice cosas malas (v. 34)?
  • ¿A que se refiere Jesús con la siguiente frase: “De lo que reboza el corazón, habla la boca” (v. 34)?
  • Aplique una prueba del verso 34 a usted mismo: ¿De qué está lleno su corazón según el texto? (Puede contestar en silencio.)

    4. En el verso 35, Jesús da a entender que todos tenemos un almacén en nuestros corazones. ¿Con qué tipo de cosas la gente llena sus almacenes?
  • Piense en las cosas que usted habla de Jesús o con él. ¿Qué muestran sus palabras de o la falta de ellas en la relación con el Salvador?

    5. ¿Cuáles son las palabras inútiles (v. 36)? ¿Qué podría ser lo contrario a palabras inútiles?
  • ¿Por qué nosotros tenemos que dar cuenta de las palabras “inútiles” en el día del juicio y no por ejemplo de las palabras “malas”?
  • ¿Qué le va a pasar a usted el día del juicio, si este ocurre a base de palabras?

    6. ¿Cree que a largo plazo sea posible mantener en secreto lo que tiene en su corazón sobre otra persona? ¿Puede por ejemplo hablar de manera bonita a personas hacia quien en su corazón siente odio y amargura?
  • ¿Qué piensa de una persona que habla lo menos posible para no decir palabras inútiles?

    7. ¿Con qué probabilidad cree usted seguir esta enseñanza de Jesús de ahora en adelante?


    8. Alguna vez Jesús se nombró él mismo como la vida y a sus discípulos como sus sarmientos (Juan 15:1). ¿Cómo podemos dar fruto bueno si aún tenemos un almacén malo en nuestros corazones?

    BUENAS NUEVAS: Aunque el almacén del corazón de Jesús estaba lleno de puras cosas buenas, lo juzgaron por sus palabras - por blasfemia. La cruz de Jesús era el árbol que cargó la fruta amarga de nuestras palabras.


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